AVANCE DE LA PR Á CTICA PR Á CTICA
Acceso abierto
🞂 DIRECTAMENTE DE EHAC
De las aulas a las comunidades: historias de impacto de programas acreditados de salud ambiental
Tania Busch Isaksen, m á ster en Salud P ú blica, doctora Universidad de Washington
¿La seguridad de los alimentos? ¿Se ha preguntado alguna vez adónde van a parar sus residuos? ¿Le preocupa el aire que respira? Casi todos niegan con la cabeza. Solo cuando menciono la preocupación por el humo de los incendios forestales se levantan algunas manos. Les señalo que esta tranquilidad existe gracias a una profesión que trabaja sin descanso entre bastidores para prevenir los daños antes de que se produzcan. Para ayudar a sacar a la luz estos éxitos invisibles, me puse en contacto con los programas académicos de salud ambiental acreditados por el Consejo Nacional de Acreditación de Ciencias y Protección de la Salud Ambiental (EHAC) y les pedí que compartieran historias que ilustraran el impacto real de su trabajo. Para preparar esta recopilación, editamos las contribuciones utilizando un marco narrativo para destacar el reto o la necesidad, las medidas adoptadas y los resultados o el impacto logrado (Davidson, 2017; Fadlallah et al., 2019). La siguiente recopilación destaca sus diversos esfuerzos, haciendo visibles las contribuciones a menudo invisibles de los académicos y su apoyo a la profesión de la salud ambiental, y revelando la profunda diferencia que marcan en nuestras comunidades: un vaso de agua segura, un respiro de aire limpio y una comida saludable a la vez. Aunque estas historias están organizadas por áreas temáticas para destacar la variedad de retos de salud ambiental abordados, surgen varios temas comunes. En todos los ámbitos, los programas demuestran su compromiso con la investigación práctica y comprometida con la comunidad, el aprendizaje innovador y aplicado, y el desarrollo de una fuerza laboral cualificada y resiliente. Los estudiantes y el profesorado no solo responden a las necesidades inmediatas de salud pública, sino que también crean asociaciones, promueven la justicia ambiental y preparan a la próxima generación de líderes.
Nota del editor: Con el fin de promover el crecimiento de la profesión de salud ambiental y los programas académicos que impulsan ese crecimiento, la Asociación Nacional de Salud Ambiental (NEHA) se ha asociado con el Consejo Nacional de Acreditación de Ciencias y Protección de la Salud Ambiental (EHAC) para publicar dos columnas al año en la revista . La misión del EHAC es mejorar la educación y la formación de los estudiantes en ciencias y protección de la salud ambiental. A través de esta columna, el EHAC compartirá las tendencias actuales en los programas de grado y posgrado en salud ambiental, y destacará los recursos disponibles y los esfuerzos para promover el campo de la salud ambiental. Las conclusiones de esta columna son las de los autores y no representan necesariamente las opiniones o la posición oficial de la NEHA. La Dra. Tania Busch Isaksen es profesora y coordinadora del programa de grado del Departamento de Ciencias de la Salud Ambiental y Ocupacional de la Universidad de Washington. Además de sus responsabilidades docentes y administrativas, mantiene una activa cartera de investigación basada en la práctica y centrada en los resultados de salud pública asociados con la exposición al calor extremo y al humo de los incendios forestales, los métodos de comunicación de riesgos, la planificación de la adaptación de la salud pública y la respuesta relacionada con el cambio climático, y la gestión sostenible de los materiales.
I
Últimamente he estado pensando mucho en lo que es contar una buena historia, no solo como una forma de acabar con la desinformación, sino como un medio para comunicar el verdadero impacto de la prevención. Gran parte de lo que hacemos en salud ambiental consiste en garantizar que no ocurra nada, que nadie enferme por el agua, los alimentos o el aire. Pero cuando hacemos bien nuestro trabajo, nuestro éxito es invisible, lo que dificulta comunicar el valor de nuestro
trabajo a personas que nunca han tenido que pensar dos veces en estos servicios esenciales cotidianos. En mi clase de Introducción a la Salud Ambiental, comienzo cada trimestre con un ejercicio sencillo: pido a los alumnos que piensen en sus rutinas matutinas: servir un vaso de agua del grifo, desayunar, tirar de la cadena del inodoro e ir al campus. Luego les pregunto: «¿Les preocupaba enfermarse por el agua? ¿Se preguntaron si el agua era segura?».
40
Volumen 88 • Número 2
https://doi.org/10.70387/001c.144002
Powered by FlippingBook